Se cree que el niño de la vida real detrás de la leyenda de Peter Pan padecía el síndrome de Pitt Hopkins. Conectemos los puntos con Neverland, donde “todo el mundo está hecho de fe, confianza y polvo de hadas”. Antes de Neverland, estaban los Jardines de Kensington, y antes de que se escribiera la leyenda de Peter Pan, estaban las verdaderas aventuras del siglo XVIII de Peter el Niño Salvaje. Es la historia más mágica porque en realidad es cierta. En 1725, encontraron a Pedro el Niño Salvaje viviendo en el bosque cerca de Hannover, Alemania, y lo llevaron a vivir al Palacio de Kensington, donde el rey Jorge y su nuera, la princesa Carolina, lo cuidaron. La inocencia, la intuición y el encanto de Peter se ganaron los corazones de la Familia Real, que se enamoró del niño que nunca creció. Toda la sociedad hablaba de él. Jonathan Swift escribió exasperado: “Apenas se habla de otra cosa”. El propio Swift escribió extensamente sobre Peter, al igual que Daniel Defoe y otros escritores contemporáneos. Casi 100 años después, JM Barrie vino a vivir frente a los jardines de Kensington, donde todavía se contaba la historia del gentil y divertido Wild Boy. Algunos estudiosos creen que fue parte de la inspiración para su libro «Peter Pan en los jardines de Kensington».